Una historia de dos
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A finales del 2013, Verónica se ató la manta a la cabeza y se mudó a Madrid en un solo fin de semana. Llena de temores, pero con mucha ilusión, se enfrentó sola a una nueva vida que le deparaba grandes sorpresas. Acompañada solo de una maleta, Verónica llegó a Chamartín el domingo por la noche. El lunes la esperaban en su nuevo trabajo.
David, ya hacía tiempo que dejó Valladolid para estudiar y trabajar en la capital y ya era un veterano en la vida madrileña. Ya conocía el Cien Montaditos y La Sureña, vamos, que era todo un experto. A sus oídos llegó la noticia de que se había incorporado una chica vallisoletana en su trabajo, lo que enseguida despertó su curiosidad. -
Los dos continuaron con sus vidas y no fue hasta el 2014 cuando un viaje a Benidorm cambió sus destinos. Eran tan diferentes y a la vez tan iguales, que pronto se dieron cuenta que estaban hechos el uno para el otro. En plenas fiestas de su ciudad natal, comenzaron los nervios porque estaban ya saliendo juntos.
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Se hicieron inseparables, y empezaron a hacer planes juntos y, entre Madrid y Valladolid, iniciaron una nueva vida llena de anécdotas y experiencias. Poco a poco, se dieron cuenta de que iban a pasar el resto de su vida el uno con el otro compartiendo sus vidas bajo el mismo techo.
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Convivencia, conversaciones, trabajo, paseos, fiestas, viajes y más y más planes, rompían la rutina de las tardes que compartían al salir de sus trabajos.
El 2017 marcó el inicio de su compromiso y la pareja, con enorme ilusión, fijó la fecha de su futuro enlace.